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Marce Merino

Roma locuta, causa finita.

Marce Merino

Asomarse a las redes, a los diarios, todos ideológicos por cierto, a blogueros, yutubers y demás especies cibernéticas nos puede dar una idea de la falta de sosiego que se da en el debate político. Hasta el mas neutral defiende con pasión y hasta con una pizca de agresividad su discurso. Este ambiente genera sobre todo mucho ruido. Un murmullo constante y monótono, como de radio de onda corta donde no solo resulta difícil entenderse sino que sobre todo, nos impide ver la  -a propósito creada- compleja realidad política con un poco de criterio. 

Las formas subjetivas de enfocar la verdad objetiva, hacen que ésta pierda valor mediante la cirugía y el acomodo a la verdad subjetiva de los distintos discursos políticos. Parece que cualquier hecho histórico, cualquier verdad monumentalmente argumentada puede ser retorcida, falseada y finalmente adaptada para ser consumida en el shoping político por los acríticos fans de cada uno de los bandos. 
 El eslogan, el mensaje telegráfico ha sintetizado de forma sencilla nuestra versión de la verdad y está lista para ser arrojada al feroz oponente.

 Este ensordecedor ruido de ambiente pervierte el significado de las palabras para que la manipulación resulte mas efectiva. Así, he podido escuchar a Pablo Iglesias decir  ante sus fieles y en referencia a la exhumación de Franco, que era una »vergüenza democrática« ¿Qué significa esto? No significa absolutamente nada, es retorcer los hechos para legitimar su mensaje, la vergüenza no puede ser democrática ni anti democrática. Cuando se repiten de forma cansina las consignas, »nuestra democracia«, la »Constitución que nos hemos dado«, »Estado de Derecho«, »Estado Social y de Derecho«, »Separación de Poderes«, »Partidos democráticos« es para convencernos de que esto existe y de que las Instituciones, en las que los ciudadanos no pintamos nada, son representativas de la ciudadanía.

El origen y la explicación de la crispación política y la polarización social reside en la falta de representación y en la imposibilidad de elegir tanto a nuestros gobernantes como a nuestros representantes políticos en elecciones separadas. Por este motivo, el elector se identifica con una de las facciones del Estado en forma de partidos políticos y percibirá como enemigos a los que se identifiquen con otra facción. Con este sistema nunca reconoceremos a un Presidente de todos, solo estaremos conformes cuando éste sea el de nuestra facción.
Si el Presidente del Ejecutivo resultase elegido por mayoría absoluta y a doble vuelta, no tendríamos otra opción que la de aceptar y celebrar incluso, la voz mayoritaria de la ciudadanía y dispondríamos a su vez de nuestro diputado de circunscripción para representarnos ante el Poder Ejecutivo. Siempre podremos enfadarnos pero nunca dudar del verdadero sistema democrático. Solo de este modo podremos identificar estos males que sabemos que existen pero no su por qué.

 

 

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Comentarios
J
Me gusta lo que dices, aunque no comparto la crítica a Iglesias por manifestarse en contra de cómo se ha llevado la exhumación de la momia. A mi tampoco me gustó cómo se hizo. Por lo demás, perfecto. Toda propuesta o idea que pueda conducirnos algún día a una DEMOCRACIA (más) Participativa es siempre bienvenida.
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M
Querido Javier, nunca la vergüenza puede ser una cualidad de la democracia ni la democracia una cualidad de la vergüenza. respecto del mensaje es como cualquier mensaje de cualquier partido de la monarquía del 18 de julio. nada nuevo bajo el sol. un abrazón querido amigo, desde el exilio playero. en enero voy a Madrid de médicos, a ver si pudiéramos comer o algo.
J
Querido Marce:<br /> No comparto lo que dices, amigo. "Vergüenza" (sustantivo) puede acompañarse de muchos adjetivos, entre otros, "democrática". No existe ni error gramatical ni semántico. Es más, creo que muchos españoles entendieron perfectamente a lo que se refería Iglesias. Te puede gustar o no la utilización del adjetivo, pero la idea fue comunicada con el énfasis que requería. Un abrazo.
M
No critico a Iglesias por la crítica a la exhumación, sino por decir sinsentidos. él al igual que todos, retuercen el lenguaje para que las palabras adquieran otro significado. Decir "es una vergüenza democrática" no es decir nada, una vergüenza es los que es, ni democrática ni anti democrática.