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Marce Merino

De los Poderes del Estado

Marce Merino

Si nos situamos frente a un espejo y repetimos mecánicamente el propio nombre, observando nuestro rostro, el movimiento de nuestros labios y con la mirada fija en el intimidatorio reflejo de nuestros ojos, tendremos la sensación de no ser mas que un vocablo, ese nombre nuestro ya no somos nosotros, es como si desapareciéramos, el nombre por el que todos nos conocen no nos define ya.

Pasa lo mismo con algunas palabras. Democracia por ejemplo. A fuer de repetida y utilizada es capaz de mutar en cualquier significado. No tardando mucho escucharemos cosas como ‘democratización del clima’ o majaderías similares.

Pero me voy a centrar en otra cosa, la tan manoseada por inexistente Separación o División de los Poderes del Estado. Tal separación no existe en España, se trata en todo caso de una separación de funciones en un único poder. Poder que detentan los partidos políticos estatales.

Partidos financiados por el Estado y que finalmente representan a quien les paga y en ningún caso a quienes dicen representar, a los ciudadanos, pero de eso ya hablaremos.

Bien extendida está la opinión de que la Separación de Poderes es la del Poder Judicial únicamente. Esto es un engaño mas de nuestro nefasto sistema anti democrático. La verdadera separación de poderes se ha de dar entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Quien gobierna no puede legislar, al hacerlo, como ocurre en una monarquía de partidos como es la nuestra, se hurta a los ciudadanos ese derecho. Al no existir en España la representación política del ciudadano, en la forma de un diputado uninominal de distrito, elegido directamente por la ciudadanía, a doble vuelta y por mayoría absoluta, el Legislativo siempre estará secuestrado, o bien por el ejecutivo, -si es del mismo partido- o bien por el jefe del partido de la oposición, que es quien le ha puesto en su escaño y a quien finalmente representa.

Respecto del Poder Ejecutivo, tampoco resulta de la elección directa de los votantes sino del pacto entre los partidos, lo nombra el Legislativo. Esto es una anomalía que destruye uno de los fundamentos de la democracia: la elección de los gobernantes por parte de los gobernados. Los programas electorales carecen de valor porque con el pacto traicionan al electorado incumpliendo su compromiso con el.

El ​denominado Poder Judicial, ​que en realidad no es Poder sino función estatal, también está manchado en origen. Claro que hay jueces independientes, gente valiente sin duda, pero existe un CGPJ en el que los partidos, dependiendo de sus cuotas de poder en forma de escaños, colocan a sus afines en los puestos relevantes, lo mismo pasa con el Tribunal Constitucional. Para ahondar mas en la herida, tampoco disponemos de una verdadera policía judicial, sino que ‘se tira’ de la Guardia Civil o de la Policía Nacional realizando las funciones de ésta. Este punto es mportante puesto que estos Cuerpos son dependientes del Ministerio del Interior. Entonces, ¿quien debería elegir al organismo de gobierno de jueces y fiscales? Pues entre todo el ​orbe jurídico, desde jueces y fiscales hasta secretarios judiciales, abogados, notarios, solo de esta forma se puede garantizar su independencia.

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